Rudiel, guardián del bordado tradicional

106 niñas reconocen nuestro territorio

Por Alejandra Rosado – CEO

El encierro pandémico no impidió que los niños zapotecas fueran parte de nuestro modelo educativo, reconocemos que toda intervención social con perspectiva de género debe incluir a los niños en espacios de cuidado para lograr el fortalecimiento de la educación de las mujeres durante cualquier crisis.

En nuestra comunidad el 72% de la población es indígena, el 80% vive en privaciones humanas y pobreza. Descubrimos que si los niños no comprenden la importancia de preservar nuestra cultura, las oportunidades de su territorio y abrazan la solución dentro de sus posibilidades e intereses, las generaciones futuras sufrirán una mayor disparidad entre las dimensiones social, política y económica.

Una de nuestras intervenciones favoritas es la “Ruta Sabor y Arte”, donde los niños visitan talleres de artesanía tradicional con la guía de importantes artesanos de nuestra región. La Ruta está llena de coloridos murales comunitarios realizados por artistas de diferentes orígenes. Luego de 6 meses de encierro por COVID.19, las autoridades nos permitieron reiniciar la ruta de los niños pero con grupos reducidos y todas las medidas.

Durante los recorridos por la ruta del mural Paloma, una niña de 9 años se mostró muy sorprendida por esta experiencia “Estoy feliz porque no he visto antes a ningún rey del arte en mi pueblo, nadie solía pintar, y yo no sabía que eran tantas pinturas hermosas cerca de mí, quiero visitarlas todas “.

Los niños tienen que entrevistar a los tutores y trabajar en una recopilación de videos para que podamos documentar la incidencia de los tutores en las nuevas generaciones. Cada niño que participa en la ruta recibe un libro de “Deshilar el Istmo” con el que los niños pueden aprender más sobre la artesanía tradicional y la Ruta del Arte y el Sabor. En el último período la ruta contó con la participación de 106 niños, quienes recibieron un libro pedagógico para iniciarse en la artesanía tradicional.

Luego de una de las rutas Kevin, de 11 años, nos dijo “Cuando escuché que íbamos a conocer a un alfarero, pensé que hacer alfarería debía ser muy difícil, pero cuando lo probé me gustó tanto, ahora quiero aprender y ser un guardián de la cerámica “.

Consideramos que a pesar de que hemos estado trabajando en dos crisis que han afectado social y económicamente a nuestra comunidad (terremoto de 2017, pandemia de COVID-19 de 2020), hemos logrado una forma horizontal de generar soluciones que impacten a tres generaciones de la comunidad. Soñamos que todos los niños tengan la oportunidad de visitar la Ruta del Arte y el Sabor, para que abrazen nuestra cultura y luchen por preservar nuestro territorio sin importar la próxima crisis que enfrenten.

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